Crónicas de Campanilla
jueves, 30 de agosto de 2012
Llegó el coco: la separación
miércoles, 22 de agosto de 2012
De arpías y lagartas
En la mitología griega las Arpías (o Harpías) eran monstruos dañinos con forma de ave, cabeza de mujer y afiladas garras que descendían desde las nubes emitiendo un chillido horrible, sólo precedidas por una repentina ráfaga de viento o un relámpago… Son los mastines de Zeus, siempre preparadas para el rapto y el robo.
Esta definición puede servir para describir a esas chicas tan majas que te intentan hacer la vida imposible. No sabemos si por celos únicamente, si por miedo o por qué, pero sus miradas matadoras lo dicen todo. Son esas mujeres que te contestan mal sin venir a cuento. Les molesta tu presencia, tu existencia les agobia. Son esas compañeras de trabajo que te ponen las cosas todo lo difíciles que pueden (en vez de ayudarte, ponen de relieve lo mal que lo haces todo, o lo poco que sabes). Son esas “amigas” que te sueltan (eso sí, con “muy buen rollo”) que mueves mucho el culo al andar, o que el pantalón que llevas te hace gorda.
La arpía tiene la extraña habilidad de pegarte cortes porque sí, y aparece como de la nada en la cola de la frutería o en la fotocopiadora y grita para que todo el mundo se entere: “oye, que estaba yo!”… tú mientras tanto te preguntas de dónde ha salido … porque tú no la habías visto por ningún lado (y es que no estaba) … Suele ser la típica mujer que no soporta que otra sea más guapa, más popular o más lista que ella y que para sentirse bien , te tiene que hundir a ti… Es así de sencillo. No importa que ellas tengan pareja … porque si te ven hablar con algún compañero de trabajo te miran como si les estuvieras quitando al novio…
¿Cómo hay que tratar a este tipo de “animal”? INDIFERENCIA. Lo mejor es pasar de ellas. Piensa que tú vales más que ella, y si tiene esa actitud es porque te tiene miedo, envidia, celos o todo junto…. ¡Pues que se ahogue en su propia bilis! Tú no dejes de hablar con quién quieras y sigue siendo tan encantadora como eres. ¡Tú puedes!
Luego está la Lagarta… que es la moscam testiculatis (sí, la mosca cojonera de toda la vida). Es esa chica que cuando mejor estás con tu novio, le llama llorando pidiendo ayuda. Puede ser una ex o una amiga de él… y no es que yo esté insinuando que al pobre lo tenemos que atar para que no pueda hablar con ninguna otra mujer que no seamos nosotras, NO. Pero es que la lagarta es muy sibilina y se hace valer de sus “armas de mujer” o de damisela en peligro, les llora, se muestra indefensa… y ante eso un hombre no sabe decir no. La pobre les necesita y el caballero con armadura que llevan dentro les dicta que tienen que ir a salvarla.
Mientras él va al rescate, tú te preguntas si la chica en cuestión no tendrá amigas a las que contarles sus penas, o algún otro amigo … y no tu novio!! Es posible que tenga todo eso, pero no sabes por qué prefiere pedírselo a él y de paso complicarte a ti la vida!... Y es que su objetivo --no lo dudes-- es ligarse a tu novio. Alguna puede no saber que el objeto de su deseo tiene pareja, pero otras lo saben y no les importa.
Lo malo es que lo tienes complicado… porque si te enfadas quedas como una celosa patológica. Él no creerá que la otra se esté afilando las garras para atraparlo, ven a una pobre chica con aspecto angelical en apuros… y tú estás viendo su verdadera forma: la de una lagarta, una loba con piel de cordero. Y lo peor es que cuánto más te enfades, más terreno gana ella… por otra parte, si no haces nada y permites que él acuda raudo y veloz a su encuentro cada vez que ella llama a su héroe … ¡peligro!... No es bueno dejarle todo el campo libre…
La mejor estrategia (aunque también depende de la actitud y la personalidad de él) es mantener la calma y no demostrar demasiado cabreo. No le des importancia a la lagarta y gánale con mimos y atenciones … eso a no ser que la cosa se salga de madre y que por “salvar” a la lagarta él te plante a ti en una cena, o se vaya a su rescate en vez de irse contigo al cine… Ahí ya puedes montar Roma con Santiago o mandarlo a freír espárragos (además, un hombre que hace eso tiene muchos números para ser MOÑAS. ¡Sal corriendo lo antes posible!).
Y cuidado que estas dos especies pueden encontrarse juntas o por separado… y la lagarta indefensa es muchas veces una gran arpía que se muestra ante ellos como una chica maja, agradable, frágil y se transforma en una arpía en el momento en el que ve una posible rival.